Primer álbum en solitario del neoyorquino Paul Simon tras la ruptura del celebérrimo dúo que formó junto a Art Garfunkle en los 60.
Este álbum es el primer vinilo que compré aunque ya lo tenía en CD, es un disco que durante muchísimas noches, porros, conversaciones y ratos de fregar platos escuchaba junto a mi amigo Pepe. Lo escuchábamos como algo sagrado, e incluso decíamos que era la mejor armonía y melodía que nunca se había hecho, en definitiva lo admiráramos de forma ciega.
En estos momentos, en los que uno conoce mas cosas y cree que escucha cosas muy buenas, es mas realista. Ahora no soy capaz de entenderlo de la misma manera. Solo se que cuando me lo pongo se me viene el recuerdo de algunos de los mejores ratos que he pasado y de los días en los que más despierto tenía el interés por la música. Estaba ciego entonces, o lo estoy ahora.
Sea como sea es una belleza.
Dedico esta entrada a Pepe, el cual me descubrió este entre otros discos inolvidables.
1 comentario:
¡Bonitas palabras me dedicas Paco! Es verdad que al Paul Simon no le sienta bien el tiempo. A Teodosio 61 sin embargo no le ocurre lo mismo. Aquellos días los evoco cada vez mas y con mas cariño. Gracias tio, por esto y por aquello, parte importante de lo que soy ahora.
¡Espero verte pronto canijo!
Pd: Como dice la reseña, el disco es una belleza, no lo duden.
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